Los Baños
Los baños se sitúan a 20 km. de Villarluengo, eran aguas termales, cura de muchos enfermos de reuma y otras dolencias.
Fueron creados por un médico de Villarluengo, se construyó una casa que sirvió de posada para toda la gente que iba a curarse.
El 23 de octubre de 1922 fueron comprados por Don José Griñón Repullés y su esposa Doña Francisca Ferrero Balfagón a Doña Maria Ferrero. En el año 1954 fueron heredados por sus hijos Miguel y Amador, que indistintamente trabajaron mano a mano junto con sus hijas, hasta los años 60.
La casa estaba construida en tres plantas, la planta baja constaba de un pajar y dos habitaciones, cada una con su bañera. La planta media tenía tres habitaciones, una de ellas servía de comedor y las otras dos tenían varias camas. En la planta alta había cuatro habitaciones, una de ellas era una cocina.
La novena se llamaba a la cura que normalmente duraba 9 días. Consistía en un baño diario que duraba un cuarto de hora antes del desayuno. El agua se traía con pozales de una fuente que estaba a unos 20 metros de la casa, se calentaba en una caldera puesta en un horno que estaba en la entrada. Las bañeras al principio eran de piedra, luego las reformaron con cemento. Después de tomar el baño se iban a la cama y bien tapados a sudar.
La gente venía por los caminos a lomos de burros, machos o caballos, la mayoría mandados por los médicos y otros por gusto, ya que adquirió mucha fama en esa época. Cada uno que acudía se traía su indumentaria y lo necesario para mantenerse durante toda la novena.
Los baños los abrían los meses de julio, agosto y septiembre, aunque la familia Griñón ya lo llevaba preparando desde la primavera, teniendo la mayor afluencia a finales de agosto y septiembre, reuniéndose hasta 40 o 50 personas, lo que le costaba a cada uno unas 15 pesetas.
Los baños se cerraron sobre los años 60.
Hoy en día solo se puede acceder andando, cuesta unas 3 horas por lo que no todas las personas lo han visitado.