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'Nuestros montes no se olvidan', una jornada de convivencia con espíritu reivindicativo
Alrededor de un centenar de caminantes participaron el 28 de mayo en la séptima edición de la andada 'Nuestros montes no se olvidan', que nació en 2010 para exigir a la Administración inversión para recuperar la zona afectada por el incendio que arrasó buena parte de la masa forestal de Ejulve, Aliaga, La Cañadilla y La Zoma en 2009. Aunque ahora se ha convertido en un día más de convivencia entre los diferentes municipios, sigue contando con un carácter reivindicativo, ya que siguen solicitando la reforestación de la zona, que se encuentra todavía en un estado muy incipiente.
"Sí que se hizo retirada de madera en monte público, varias actuaciones para evitar la erosión, pero eran 8.000 hectáreas en su mayoría de bosque y la verdad que la recuperación será lenta", explicó el portavoz de la plataforma 'Nuestros montes no se olvidan' con cierta resignación. Un sentimiento que está presente en muchos de los vecinos, que vieron como uno de sus principales parajes naturales y de aprovechamiento agrícola y forestal desaparecía durante el verano de 2009. Durante los dos primeros años, el monte registraba todavía un color gris y, aunque ahora la vegetación se ha ido recuperando en algunas zonas y muy poco a poco, aún se ve bastante monte sin vegetación. "Los primeros años trasladábamos la rabia de ver que se nos había prometido un plan de restauración que no llegó. Se han hecho cosas que han sido efectivas, porque hay iniciativas que han conseguido recuperar zonas, pero falta mucho", añadió Salvador.
La andada, que trata también de agradecer a todos los vecinos que mostraron su apoyo durante el incendio, partió a las 9.30 del puerto de Majalinos. Previamente, los caminantes habían almorzado en La Cañadilla, uno de los barrios de Aliaga más afectados por las llamas. Después, los andarines continuaron hasta La Zoma, donde tuvo lugar un avituallamiento para reponer fuerzas y continuar hasta Ejulve, donde se celebró una comida popular y una serie de actividades organizadas por la comisión de fiestas y la asociación Carrasca Rock. En total, unos 18 kilómetros de una dificultad asumible para todos los públicos. Aunque las primeras horas de la mañana contaron con una ligera brisa, el calor acompañó a los participantes durante todo el recorrido. Por la tarde, hubo concurso de guiñote, teatro y la presentación del libro '100 puntas inaccesibles de Teruel' por Luis Torrijo y Javier Magallón. La jornada se cerró con un concierto de arpa, incluido en el Ciclo Música y Patrimonio que organiza la Comarca de Andorra Sierra de Arcos.