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Más vigilancia y el contrato para la venta de setas disuaden a los desaprensivos
El momento álgido de la campaña de setas todavía no ha comenzado y está condicionado por las lluvias, pero de momento la tranquilidad es la nota dominante en los pueblos con gran riqueza micológica.
El momento álgido de la campaña de setas todavía no ha comenzado y está condicionado por las lluvias, pero de momento la tranquilidad es la nota dominante en los pueblos con gran riqueza micológica. La clave está, a juicio de los alcaldes y presidentes comarcales, en una mayor presencia de la Guardia Civil aunque los agentes confirmaron ayer que hasta el momento no han puesto ninguna denuncia ni sanción? y también en la entrada en vigor de la normativa estatal que plantea la necesidad de un contrato para la compra venta de setas.
Hasta los pueblos de las sierras turolenses se desplazan, principalmente los fines de semana, centenares de aficionados a la micología para recoger principalmente níscalos ?Lactarius deliciosus , aunque también hay otras setas con gran demanda como los porros (Boletus edulis) o las setas de cardo (Pleurotus eryngii). Hace ya un lustro que algún municipio acotó su término y comenzó a vender pases que autorizaban la búsqueda. En los últimos años se ha incrementado el número de pueblos acotados e incluso hay dos comarcas Maestrazgo y Sierra de Albarracín que están explotando sus aprovechamientos micológicos a través de la venta de permisos. Esa afluencia de personas genera turismo y beneficios en los establecimientos de la zona.
Sin embargo, precisamente esa riqueza micológica también ha provocado episodios críticos por la presencia de bandas organizadas que acudían en masa a recoger setas y no solo no cuidaban el monte sino que además provocaban un gran inseguridad ciudadana. El problema más reciente lo tuvo Mosqueruela en octubre de 2014, con un asentamiento en sus montes de en torno a medio millar de personas de origen rumano que buscaban hongos.
Establecer las competencias
Para poner coto a los desaprensivos y a petición de la presidenta de la comarca de Gúdar-Javalambre, Yolanda Sevilla, hace unas semanas la Subdelegación del Gobierno convocó una reunión en la capital turolense con el fin de establecer las competencias de cada entidad y saber cómo actuar en caso de nuevos incidentes esta temporada. "Es un trabajo en equipo y allí lo que se hizo fue desgranar las competencias de cada uno para que todos las tuviéramos claras", comenta Sevilla.
Al encuentro acudieron tanto representantes de la Subdelegación del Gobierno como de la Guardia Civil, del Seprona y técnicos del departamento de Sanidad y de Inspección de Trabajo. A ellos se sumaron los presidentes de las comarcas turolenses que cuentan con recursos micológicos.
En esa reunión los representantes comarcales solicitaron a la Guardia Civil más vigilancia y aunque desde la Comandancia no han confirmado si se ha intensificado o no, Arturo Martín, que es el presidente del Maestrazgo, lo tiene claro: "El Seprona está colaborando mucho más que en años anteriores", afirma. Yolanda Sevilla comparte la opinión de que ahora están más pendientes y asegura que en su zona "la Guardia Civil ha llegado a informar de que la acampada no está permitida y eso ya ha sido suficiente" para disuadir.
En este sentido también se pronunciaron los alcaldes de Mosqueruela y Cantavieja, María Isabel Gil y Ricardo Altabás, quien comentaron que las fuerzas de seguridad del Estado han controlado más la zona, aunque el primer edil de Cantavieja añade que "apenas hay robellones y se están pagando muy baratos".
La clave está, según coinciden los presidentes comarcales, en actuar desde el primer momento para evitar que la situación se descontrole. Sevilla describe que es muy sencillo prohibir una pequeña acampada, pero resulta imposible levantar un campamento de 500 personas como ocurrió el año pasado en Mosqueruela.
Otro de los aspectos que a juicio de Martín ha provocado una reducción de buscadores masivos es el hecho de controlar al comprador: "Si se pide documentación al buscador a la hora de adquirir las setas esos grupos se eliminan solos", manifiesta.
La normativa que plantea la necesidad de establecer un contrato entre comprador y vendedor se publicó en el Boletín Oficial del Estado a comienzos de octubre del año pasado, pero durante la pasada campaña no fue efectiva, al menos en la provincia de Teruel. En ese acuerdo escrito figura la obligación de que el vendedor presente al comprador "el permiso de recolección", en el que debe constar la zona micológica acotada donde se han recolectado y el número de pase.
Esa autorización para la búsqueda en el caso de la comarca del Maestrazgo, la de la Sierra de Albarracín o Mosqueruela, Nogueruelas y Torre de las Arcas, entre otras poblaciones, marca la procedencia de un producto que, como recuerda Arturo Martín "va a la cadena alimentaria" y debe de cumplir determinadas garantías. El responsable de esta comarca indica que también se han establecido contactos con otras provincias limítrofes para que allí se exijan a su vez los permisos.
"Las setas son un producto peligroso y sanitariamente complicado", insiste Martín. Precisamente por eso el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente homologó el contrato tipo de compraventa de hongos silvestre para su comercialización en fresco. La normativa surgió, según se recoge en el propio BOE, a petición de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España Cose y la Federación Española de Empresarios de Setas y Trufa, Fetruse, y responde a los requisitos previstos para los contratos tipo de productos agroalimentarios.
Además, en la mayor parte de la provincia, los pases comerciales ?que permiten recolectar más kilos que los turísticos solo pueden adquirirlos los propios lugareños, con lo que se evita la presencia de buscadores que acuden a hacer negocio. "Es uno de los pocos recursos que tenemos y hay que reservarlo para la gente de aquí", justifican desde las distintas comarcas acotadas.
Sin cantar victoria
La Sierra de Albarracín ha sido la última comarca en subirse al carro de los aprovechamientos micológicos controlados y su presidente, Pascual Giménez, comenta que aún están poniendo "la maquinaria en marcha". De momento no han tenido ninguna incidencia, pero recuerda que por ahora hay "poca cosa, no está la campaña en pleno apogeo". Para que todo funcione correctamente cuando aparezcan más setas y más buscadores ?que ya se contabilizan por decenas en los parajes de la zona?, van a contratar a cuatro vigilantes.
De todas formas, aunque desde las instituciones se están tomando todas las medidas necesarias para evitar problemas, Yolanda Sevilla incide en que aún no es momento de cantar victoria. "El orden, la disciplina y la coordinación es fundamental, los pasos se han dado, pero hasta el final de la campaña no se puede hacer balance, sabemos que en cualquier momento la situación se podría desbordar", asegura.