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Recogida de tapones solidaria en La Iglesuela
Celia es una niña de doce años de La Iglesuela del Cid a la que le encanta ir al colegio para jugar junto a sus compañeras y compañeros. Le gusta estudiar, atender a las explicaciones del profesor y hasta hacer exámenes de sus asignaturas preferidas. Su vida es, aparentemente, normal. Sin embargo, desde su nacimiento sufre una discapacidad motora que le impide tener un desarrollo similar al de los niños de su edad y, por ello, necesita recibir tratamientos muy costosos a los que su familia no puede hacer frente.
«Celia nació a los cinco meses de embarazo y, una vez a la semana vamos a Morella para que Celia haga ejercicios de rehabilitación. También vamos a Teruel por este mismo motivo y, una vez al año, nos vemos obligados a ir a un centro especializado de Guadalajara en el que estamos un mes hasta que la niña completa el programa», cuenta con detalle Isabel Tena, madre de Celia. Cada viaje a Guadalaja cuesta unos 3.000 euros, incluyendo el tratamiento y la estancia, una cuantía a la que no pueden hacer frente en el momento actual. Además también se enfrentan al coste de la gasolina, lo que hace que la situación económica sea prácticamente insostenible.
Su marido, José Ramón, está en paro desde hace varios años y, ante la necesidad de obtener ayuda económica, han impulsado una campaña solidaria de recogida de tapones con la que recaudar fondos para costear sus viajes. «Desde el primer momento, la fisioterapeuta de nuestra hija, los vecinos y la asociación Amics de l´Aplec dels Ports se han volcado con nosotros para dar a conocer la campaña y estamos muy agradecidos. No queremos dinero, queremos algo que no suponga un gasto para la gente y creemos que con la recogida de tapones podemos conseguir algo», asegura ilusionada. A la iniciativa se han sumado ya diferentes administraciones públicas como varios ayuntamientos del Maestrazgo, la propia institución comarcal y hasta los centros escolares del territorio, que han trasladado a los más pequeños la importancia de la solidaridad y ayuda.
Debido a que la campaña se puso en marcha hace apenas un mes, hasta el momento no se han habilitado espacios en los que se puedan dejar los tapones, aunque no se descarta que en un futuro sí pueda hacerse. «Los tapones nos los están dejando en nuestra casa aunque, teniendo en cuenta cómo se ha volcado la ciudadanía, seguro que próximamente podemos habilitar espacios de recogida tanto en La Iglesuela como en otros puntos de la comarca para que la gente pueda colaborar», dice.
Ayuda pública
«Estamos en una situación en la que sumamos y sumamos gastos... Es uno detrás de otro. Yo trabajo media jornada porque tengo que atender a mi hija y nos hace falta esta ayuda para poder costear sus tratamientos. Si mi marido encontrase trabajo, soy consciente de que hay gente mucho más necesitada y dejaríamos la campaña a un lado para que se ayude a los que están peor que nosotros», dice.
Esta situación se hace aún más extrema teniendo en cuenta que la familia lleva tres años sin recibir la ayuda económica que el Gobierno de Aragón le reportaba. «Desde hace tres o cuatro años no recibimos nada... Nos tendrían que haber pagado unos 3.000 euros pero, al parecer, no hay dinero y no se puede hacer nada, sólo esperar a que esto se solucione cuanto antes», lamenta. La única ayuda que recibe la pequeña es la correspondiente a la Ley de Dependencia, siempre «bien recibida», dicen sus padres.