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Un modelo estatal de contrato registrará la compraventa de hongos
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) ha homologado un modelo de contrato de compraventa de hongos silvestres para su comercialización en fresco
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) ha homologado un modelo de contrato de compraventa de hongos silvestres para su comercialización en fresco. El contrato responde, según figura en el Boletín Oficial del Estado en el que fue publicado, a la petición formulada por la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (Cose) y la Federación Española de Empresarios de Setas y Trufas (Fetruse). Con el se pretende regular la compra venta de setas con un acuerdo por escrito en el que comprador y vendedor establecerán las condiciones de la transacción.
Así, en el documento quedarán registrados tanto los kilos de hongos vendidos -especificados por especies? como el precio pagado por los mismos. En el documento se exige al recolector presentar el permiso obtenido para recoger esos hongos en un determinado coto. Además, recoge otros detalles necesarios como la forma de pago o las especificaciones de calidad de los hongos, así como los mecanismos de control, seguimiento y vigilancia a los que se podrán dirigir ambas partes.
El Ministerio hizo público este contrato en el BOE del pasado 4 de octubre y la presentación de este documento se llevó a cabo hace unos días en una jornada sobre aprovechamientos micológicos desarrollada en la sede de la comarca Gúdar-Javalambre en Mora de Rubielos.
Patricia Gómez, gerente de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España, indicó en la sesión que es la primera vez que se hace un contrato agroalimentario de un producto forestal. A su juicio, el documento servirá para regular estas transacciones, "ayudar a gestionar el monte, ordenar los aprovechamientos micológicos y valorizar estos recursos, haciendo de ellos un motor económico para las economías rurales"
"Tenemos la esperanza de que se firmen muchos contratos, que se aclare la trazabilidad de este producto y se respete la propiedad, que se reconozca la figura del recolector y se legalice y desarrolle la actividad de la recogida de setas y hongos, con el fin último de dinamizar las economías rurales", concluyó.
En la actualidad este tipo de transacciones se realizan libremente y no suele haber ningún documento escrito en el que se reflejen los términos de la venta. Por eso para algunos responsables territoriales no está demasiado claro que este contrato se vaya a usar.
En este sentido se pronunció el presidente de la Comarca del Maestrazgo, Arturo Martín, quien recordó que se trata de un recurso que hasta ahora se aprovechaba libremente, por lo que resaltó la necesidad de "ir despacio" en lo que a cambios se refiere. Así, apuntó que ahora la gente se está adaptando a sacar los pases para recolectar las setas y que no es momento de exigirles más. "Hay que ir despacio, en estos dos años la gente ha entrado a pagar y si de aquí a 4 o 5 años ya está habituada a ello se puede aplicar otra cosa, pero de momento, no", comentó Martín.
Por otra parte, el responsable destacó la dificultad que entrañaría para los aficionados y profesionales de la micología acudir a la sede comarcal para sellar el contrato y darle así validez. Ahora los pases se obtienen no solo en la institución comarcal, sino también en muchos establecimientos de toda la zona.
Quien sí está de acuerdo en que se regule la compraventa es Inocencio Martínez, presidente de Sierra de Albarracín, que es la otra comarca turolense en la que hay un coto micológico. "Me parece muy bien porque es una transacción comercial y todos tenemos que pagar a Hacienda, los que compran y venden tendrán que declararlo y eso es bueno para todos los ciudadanos", aseguró el responsable comarcal.
Desde la Confederación de Selvicultores apuntan que se trata de una herramienta para marcar la trazabilidad del producto, algo que actualmente queda en suspenso puesto que no existe ningún registro de esa transacción. La dificultad de que los recolectores, acostumbrados a no declarar estas ventas, asuman que deben firmar un contrato dependerá, según la Cose, de la exigencia de los compradores.
El censo vigente refleja que existen 144 empresas importadoras y exportadoras de estos productos. El segmento de la recolección registra casi un millar. Mercabarna es el mayor mercado de la seta, con 1.256 millones de toneladas al año (por Mercamadrid circulan sólo 100.000 kilos menos), según los datos facilitados desde Cose y Fetruse.
Existen alertas sanitarias por toxicidad, que normalmente se dan cuando la relación es directa entre recolector y consumidor: entre 5 y 10 muertes por año, 400 casos anuales (la mitad requieren hospitalización).
"Aquel recolector capaz de recoger en torno a tres kilos diarios es el punto delicado de la trazabilidad. A todas luces es un empresario, porque vende", indican desde estas confederaciones empresariales.
Los recolectores de setas, al no ejercer ninguna actividad económica, no se encuentran dados de alta en el censo de empresarios y profesionales (AEAT). No emiten ni pueden emitir facturas. Como resultado de esto, siguen desarrollando su labor "impunemente", causando un perjuicio económico a la hacienda pública. El sector transita por una inseguridad jurídica, la proliferación de empresas sumergidas y la imposibilidad de reflejar ni registrar la actividad fiscalmente.
Fetruse propone a Tributos una exención fiscal para este colectivo en caso de no superar una recaudación de 6.000 euros anuales o no superar un nivel máximos de kilogramos de productos recolectado. Con un contrato agroalimentario se podrían controlar las ganancias patrimoniales obtenidas por las personas como consecuencia de aprovechamientos forestales en montes públicos. "Si no actuamos en seguida, el problema se nos irá de las manos", aseveró Miguel Segura Just, secretario de Fetruse.
Pero a juicio de Guillermo Fernández Centeno, Jefe del Área de Planificación y Política Forestal en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, este contrato también será beneficioso para el recolector porque con él tendrá "más facilidad para vender setas". "Tenemos una normativa a aplicar, y debemos gestionar el recurso de una forma ordenada y racional", prosiguió Guillermo Fernández, quien propuso una planificación de dicha gestión; fruto de la cual está convencido que emanarán los permisos y los contratos.