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Aragón y la Comunitat pactan dar mejor atención sanitaria a pueblos limítrofes

El acuerdo incluye también formar un frente común para reivindicar infraestructuras como la N-232, la A-68 o el eje Cantábrico-Mediterráneo

La Comunitat Valenciana y Aragón han iniciado «una nueva etapa de relación» en la que sus respectivos gobiernos apuesta por mantener «una comunicación fluida» y ampliar su colaboración en materia de infraestructuras, prevención de incendios, educación y sanidad. Así lo destacó ayer el presidente Ximo Puig, que se reunió con su homólogo aragonés, Javier Lambán, en la localidad turolense de Monroyo. De ese encuentro salió el compromiso de que, próximamente, firmarán un convenio de colaboración para que cerca de 11.000 vecinos de zonas limítrofes entre ambas comunidades reciban asistencia sanitaria en el centro que les resulte más accesible, independientemente de la administración a la que pertenezca.

Con este acuerdo, ambos gobiernos quieren garantizar que todos los ciudadanos puedan disponer de un servicio sanitario público de calidad y en condiciones de igualdad efectiva en el acceso, además de contribuir a una mayor cohesión social entre comunidades vecinas. Se aplicará en las zonas de salud de Cantavieja, Mosqueruela, Mora de Rubielos, Sarrión y Valderrobres por parte de Aragón, y Ademuz, Titaguas, Forcall y Morella, en la Comunitat.

Colaboración para prevenir incendios en zonas limítrofes
Las características propias de esta zona, con una población muy dispersa y envejecida, una compleja orografía, difíciles comunicaciones y climatología extrema en algunas épocas del año, llevaron a firmar un primer acuerdo en el año 2006, que finalizó en 2011. En los últimos meses se ha negociado para reeditar un convenio que facilite la accesibilidad de la atención sanitaria primaria y especializada más cercana para los pacientes, el transporte sanitario y las prestaciones farmacéuticas, y que asegure la coordinación de todos los dispositivos sanitarios.


Desdoblar la N-232

Puig valoró ayer el acuerdo alcanzado e insistió en la necesidad de llevar a cabo políticas «a favor de las personas», mientras que Lambán valoró el convenio existente en materia educativa para que alumnos de la comarca del Maestrazgo puedan cursar bachillerato en Vilafranca.

La Comunitat y Aragón también harán un frente común en materia de infraestructuras, con reivindicaciones comunes como el desdoblamiento de la N-232, que se vio «absolutamente paralizado» por el PP, según Lambán, la finalización de la A-68 y el desarrollo del eje Cantábrico-Mediterráneo, al que Puig se refirió como «la gran comunicación de Aragón al Mediterráneo; la más cercana, rápida y eficaz». «Con 360 millones se acabaría la conexión ferroviaria, pero ahora con 38 millones de euros podría facilitarse esta conectividad», recalcó.

Según Puig, «no es razonable que la inmensa mayoría de mercancías de la zona de Zaragoza tenga que irse a Barcelona, cuando esta mucho más lejos». Lambán, por su parte, considera fundamental este eje para la potenciación logística de Aragón y su conversión en lugar de tránsito entre los litorales españoles y apuntó que la conexión con el Cantábrico puede plantearse como un ramal del Corredor Mediterráneo.

El presidente de la Generalitat criticó que las líneas de ferrocarril existentes son del siglo XIX por «una falta de visión estratégica del Gobierno de España y falta de sensibilidad del Ministerio de Fomento». Además, defendió que «en la medida en que se mejore cualquier tramo de carretera eso no sólo le va bien a una comunidad, sino a las dos, por ejemplo a las playas de la Comunitat que, siendo más cercanas, se hacen más costosas en cuanto a tiempo por razones de conectividad».